viernes, 21 de diciembre de 2007

RENOVADOS DE DIA EN DIA


RENOVADOS DE DIA EN DIA
2ª.Corintios 4:15-5:1
El énfasis de diciembre siempre ha sido el nacimiento del Señor en Belén, pero luego de Navidad y seguros de conocer el verdadero significado de la venida de Cristo a esta tierra, tenemos que meditar sobre la actitud que tomaremos en 2008 respecto a nuestra vida espiritual y material.
Para eso es necesario ver qué ha sucedido con nosotros en el año que finaliza. El apóstol nos dice en el comienzo de este versículo que ha tenido que padecer por amor a los hermanos de Corinto. En esto hay mucho que decir porque más de una vez los que pastoreamos sufrimos al ver situaciones que se repiten y no mejoran a pesar de lo mucho que se pueda haber predicado y aconsejado sobre ellas. En muchas, por incomprensiones o rebeldía. En otras por ausentismos que no tienen explicación valedera, etc., pero el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones permite superar todo sentimiento de frustración.
Y esto no es algo que genere el siervo por sí mismo, porque es don de Dios. La sensibilidad espiritual es dada por el mismo Señor y su gracia que se derrama abundantemente en la Iglesia bendice a los hijos de Dios y glorifica su Santo Nombre.
Esto es formidable y es lo que permite que los pastores, maestros y líderes no decaigamos, que no desmayemos, como dice el texto. (v.16)
Y ahora vienen 2 frases de sentido diferente en el mismo versículo 16 y que son en realidad la esencia y el fondo de este mensaje: La primera deja sentado el desgaste lógico e irrenunciable de nuestro cuerpo físico y la segunda es una clarinada de esperanza sobre la renovación espiritual que se produce día a día en nuestro interior. ”… aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.”
Es inevitable envejecer y poco a poco nos acercamos al final, lo que puede parecer cruel y triste, especialmente en personas que no conocen a Jesucristo como Señor y Salvador. No hay nada para ellos después de la tumba, tan solo desaparecer en la oscuridad mas aterradora. La vejez sin esperanza de vida eterna tiene esa angustia. Los ancianos sin visión espiritual son los seres más infelices que se puede conocer en esta tierra. Ministrar a gente de esta condición tendría que ser uno de los más eficaces ministerios de la Iglesia. Es increíble la gran cantidad de gente de la tercera edad que vive sola y sin el cuidado deferente de alguien que se preocupe de ella. Muchos hijos abandonan a sus padres ancianos sin importarles lo que les pasa.
La Biblia habla que los días del hombre son 70 años y en los más robustos 80 años. (Salmos 90) En los días de hoy las expectativas de vida son mayores en atención a la medicina y la alimentación, pero eso también aumenta el número de personas con el problema de decrepitud y dependencia.
Sin embargo, lo bueno, lo excelente para nosotros está en el final de este versículo 16, la renovación de nuestro hombre interior, una renovación espiritual y maravillosamente física también. Usted puede ver la diferencia entre un anciano incrédulo y un anciano cristiano y también la forma extraordinaria de rejuvenecimiento que se produce en las personas que llegan a Cristo arrastrando alguna enfermedad y que para gloria de Dios son sanados.
La salud espiritual por lo general es también salud física. La paz que solo el Señor entrega al hombre permite que este pueda vivir con la seguridad de que la vida no se acaba al extinguirse el cuerpo carnal. La vida eterna comienza ahora, cuando Cristo pasa a ser el centro de nuestra vida, el Señor y el Salvador. Ya no se vive amargado y lleno de rencores porque las cosas viejas pasaron, todas han sido hechas nuevas. (2ª Corintios 5:17)
Sentir el amor de Dios es lo que más reconforta y es lo que a su vez genera en nosotros el amor por el prójimo. Es cierto que se ven algunos cristianos todavía infelices en su forma de mirar la vida, pero lo que allí pasa es en realidad falta de conocimiento de las promesas de Dios y sobre todo inseguridad respecto a ser efectivamente salvados.
Cuando el Espíritu Santo mora en el creyente no hay carácter amargo, no hay sentimientos de rechazo, no hay esa hipersensibilidad que hace sentirse ofendido por cosas infantiles, no hay una queja permanente cuando se conversa de cualquier tema, no hay palabras capciosas ni de doble sentido, no hay fáciles caídas cediendo a la tentación, etc.
El Espíritu Santo es poder que derrota totalmente a Satanás, que derriba las fortalezas que el enemigo ha levantado en nosotros antes de conocer al Señor, que vence la carnalidad, que da la victoria completa y entrega el gozo de sentir que somos más que vencedores en el nombre de Cristo.
Es el Espíritu Santo el que cuando tiene el primer lugar en nuestra vida nos permite renovación interior y en forma diaria. Es lo que podemos llamar la unción espiritual renovada y fresca cada mañana en ti y en mí. Es la certeza de estar cada día más cerca de Dios.
¿Qué vamos a hacer en 2008? Teniendo fresca aun la celebración de Navidad, hacemos propósito nuevo de fidelidad y consagración. Elevamos nuestro corazón hacia Dios para proclamar su poder, su amor actuando en nosotros y en la Iglesia, entregándonos totalmente a El para que nos renueve de día en día en el próximo año.
Sabemos que tendremos un año más de vida si El así lo permite, que nuestras fuerzas físicas posiblemente disminuyan en parte, pero confiamos totalmente en sus promesas de vivir esta renovación espiritual y material conforme a su abundante bendición.
Sentimos más y más, ahora mismo, un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. “Porque sabemos que si esta nuestra morada terrestre, este tabernáculo se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.” (2ª Corintios 5:1)

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