viernes, 28 de diciembre de 2007


EL GOZO DEL ADORADOR
Se cuenta que un campesino iba por el camino polvoriento conduciendo su carreta cuando vio a un hombre que cargaba una gran bolsa muy pesada. Al verlo, el dueño de la carreta lo invitó a subir para aliviarle la carga. El hombre agradeció el favor y subió, pero siguió con la bolsa sobre sus hombros.
¡Hombre, descanse, deje su carga en la carreta! No, le respondió el hombre. Ya es suficiente que me lleve a mí.
Menciono esta ilustración porque muchas veces nosotros hacemos lo mismo con la invitación que nos hace el Señor. Jesús dice: “Venid a mí todos los que están trabajados y cargados que yo os haré descansar.” ¿Y qué hacemos? Nos subimos al carruaje de la salvación pero seguimos agobiados y preocupados porque no dejamos en realidad las cargas en las manos de Jesús. Eso ensombrece nuestra vida espiritual y se refleja en rostros tristes, sin luz y sin mostrar el gozo de los redimidos.
No queremos que sea así. Nuestro cántico debe expresar contentamiento. Renovemos nuestro espíritu acercándonos a Dios en adoración, elevando nuestra mente con las melodías que alaban al Señor, reconociendo su bondad, su grandeza y su fidelidad.
Salmo 100:1 “Cantad alegres a Dios….”
Salmo 98:1 “Cantad a Jehová cántico nuevo…”
El cántico es una forma de expresión que tiene el creyente, una manifestación de su estado de ánimo ante su Creador. El salmista invita a hacerlo con alegría que es producto de la confianza, gratitud y amor que sentimos hacia Él.
Tan solo un corazón agradecido que reconoce la misericordia y el amor de Dios puede mostrar gozo con su voz. El gozo debe coronar todas nuestras acciones para honrar a Dios, evidenciando nuestra buena comunión con Él.
Dice la Biblia que la alegría está en los rectos de corazón, los que cada día renuevan sus cánticos proclamando la gloria de Dios. Es sanidad para el alma hacerlo y también es sanidad física.
El apóstol Pablo dice a los filipenses (Filipenses 4:4) “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: Regocijaos.” Enfatiza que mantengamos la alegría de vivir para el Señor. Regocijo es sinónimo de alegre, contento, satisfecho, gozoso. Y es la voluntad de Dios que así sea. Jesús vino para que tuviéramos una vida abundante en esta tierra, con un estilo diferente a la gente del mundo. Dios nos bendice con su promesa de estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. El Señor está con nosotros ayudándonos con su dirección y compañía en toda circunstancia que vivamos. Estemos siempre tomados de su mano firme y amorosa.
Aunque tengamos que ser afligidos por diversas pruebas, aunque haya algún momento cercano a la desesperación, recordemos que el Señor dice que no nos dejará ni desamparará. Permitamos que el Señor moldee nuestro carácter, que pruebe nuestra fe, porque cuando hayamos resistido la prueba estaremos más aptos para vivir seguros, dependiendo de Dios en todo. Así podremos dar testimonio de su amor y decir como el profeta Habacuc 3:17-18; 19ª (Leer)
2ª Tesalonicenses 5:17 “Estad siempre gozosos.”
Alabemos a nuestro Dios animándonos unos a otros a obedecerlo y amarlo, comprometiéndonos a hacer su voluntad.
Elda de Peralta
Unión Femenil Bautista
Iglesia Bautista Nuevo Amanecer Rancagua Chile Fotografía: Niños Misión Evangélica
Mozambique Africa

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