sábado, 29 de diciembre de 2007

CELO POR LA OBRA DE DIOS



CELO POR LA OBRA DE DIOS

Hageo 1:3-14
¿Quién era Hageo? Unos 16 años después que Ciro el persa decretó el regreso de Israel desde el exilio este profeta hizo notar que el pueblo de Dios estaba más interesado en sus propias casas que en la casa del Señor.
No hay mucha información sobre Hageo. Cuatro mensajes entrega en este libro, todos ellos muy breves, como bosquejos, todos con fecha exacta de emisión y en un lapso de 3 meses y 24 días.
La profecía está dada a Zorobabel, el líder que condujo a los exiliados de regreso a Jerusalén. Es, entonces, contemporáneo de Esdras, Nehemías y Zacarías.
Todo profeta de Dios tiene la misión de comunicar la voluntad de Dios para determinada generación, amonestando, advirtiendo y proclamando promesa de bendición si se siguen las instrucciones divinas.
Los profetas de la actualidad tienen la misma tarea que cumplir y tal como sucedió en la antiguedad, algunos callan para no tener problemas con aquellos que componen el pueblo de Dios y otros pretenden entregar mensajes divinos sin haberlos recibido.
Hageo dejó esta profecía para el Israel del AT, pero esa misma palabra viene a nosotros con toda la unción del cielo para exhortarnos y llamarnos a cambiar lo que debe ser cambiado y a mejorar lo que debe ser mejorado.
¿Qué está primero? La amonestación del profeta comienza por el descuido del pueblo respecto a la obra de Dios y al afán con que buscaban su propia prosperidad.
El versículo 4 es un fuerte llamado a la fidelidad en congregarse. Dice muy claramente que el pueblo prefería estar cómodamente en sus casas muy bien construidas, artesonadas, mostrando indeferencia en cuanto a concurrir al templo y trabajar para el Señor.
El versículo 5 llama a meditar en el porqué de lo que les pasa, según el versículo 6 y en el 7 nuevamente se insiste en la necesidad de meditar en lo que está pasando. Los afanes de este mundo impiden a veces hasta hacer un alto para meditar en Dios y en sus hechos maravillosos. (Leer 5-7)
Pude ver en Miami como tienen que esforzarse los hermanos de las iglesias para reunir el dinero necesario y pude admirar la fidelidad de algunos que disponen de su tiempo y su dinero para dar la prioridad que corresponde a la Iglesia, aunque también pude ver cómo otros dejan a la obra de Dios como una cosa secundaria. Es lo mismo que vemos en Chile y en otras naciones. El cristianismo no está siendo consecuente con su predicación y eso hace perder credibilidad a los creyentes. La gente se acercará más a Dios cuando vea que la Iglesia está unida, que se expresa amor sin fingimiento, que vive en la santidad que Cristo demanda y que pone las cosas de Dios en el primer lugar.
¡Nada nuevo bajo el sol! Así puede decir usted. y tiene razón porque hace años que estoy predicando el mismo mensaje, pero Dios lo envía así y tengo que entregarlo con temor y temblor porque comienza conmigo.
Dios nos pide meditar sobre nuestra realidad espiritual, sobre nuestros caminos. Recuerde: Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino de muerte. Jesús habló de los 2 caminos que tiene el hombre por recorrer. Uno ancho y fácil que lleva a la perdición y otro angosto, estrecho, pero que lleva a la vida eterna. “Encomienda a Jehová tu camino, confía en El y El hará.” (Salmos 37:5)
Camino, palabra significativa para los cristianos. Jesús se llamó El Camino.
El poeta dijo que no hay camino, que se hace camino al andar. Es bonito porque se refiere a los senderos que en esta tierra se hacen a medida que andamos, pero en lo espiritual hay un solo Camino y este Camino tiene nombre: Jesús. El dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida y nadie va al Padre sino por mí.”
El mismo enseñó que no tenemos que afanarnos tanto por lo material y que si buscamos primero el reino de Dios y su justicia todo lo demás será añadido. Es un asunto de fe. ¡Funciona! Muchos de los que están aquí pueden dar testimonio de ello. Yo también.
El día que la Iglesia esté integrada por una mayoría que cree a Dios sus promesas y que aprenda a vivir por fe, habrá una revolución verdadera, habrá un avivamiento realmente espiritual y no solamente carnal y emocional.
El avivamiento no consiste tanto en gritos, saltos y música ensordecedora. El avivamiento que Dios quiere es una vida auténticamente entregada para El, de creyentes que tienen en sí el fruto del Espíritu, de un pueblo que ama encontrarse con su Señor y con sus hermanos en la fe, de una nación de testigos que comparten la bendición con sus familiares y conocidos, de seres que dan de verdad el primer lugar a Dios.
Es una realidad la frustración de mucha gente que siembra mucho y recoge poco, que no se sacia ni se satisface, que no es bien remunerada, que busca mucho y halla poco. Y Dios dice que El puede disipar de un soplo todo lo que se atesora en casa. (Leer versículo 9)
¿Por qué sucede esto? “Por cuanto mi casa está desierta y cada uno de vosotros corre a su propia casa.”
¿Qué interpreta usted de los versículos 10 y 11? ¿No hay allí una asombrosa relación con lo que está pasando en Chile?
Chile es un país idólatra, adorador de imágenes de talla. Se hace llamar cristiano, pero no rinde culto al Dios Todopoderoso sino a lo que hombres han tallado con sus manos. Usted puede decir que el contexto del país no debería ser aplicado al pueblo de Dios, pero la verdad es que tenemos una enorme responsabilidad en lo que pasa. Sí, porque la Iglesia de Cristo ha perdido interés en levantarse en su papel profético y en su calidad de testigo de Cristo.
Hay “burguesía” espiritual, hay un espíritu de desidia y comodidad que hace a los creyentes sibaritas que disfrutan de los placeres terrenales y que no ansían orar ni recibir la Palabra de Dios.
No es un mal menor. Las palabras que reciben las iglesias del Asia Menor en Apocalipsis son durísimas y también actuales. Se reprende allí la pérdida del primer amor, el pecado de convivir con incrédulos y aceptarles sus desviaciones sin disciplinarles, el permitir que sean miembros de la Iglesia a gente de distintas tendencias anticristianas, el descuido de otros que dejaban morir lo espiritual y especialmente la tibieza del compromiso con el Señor, que se produce cuando la gente se siente suficiente, cuando cree que por su propios méritos ha conseguido lo que tiene y no le da la gloria a Dios.
Llamado y reacción del pueblo.- Dios es amplio en perdonar y su misericordia se sigue extendiendo. Sigue llamando a sus hijos a reaccionar, a no desoír su llamado amoroso. Dios no quiere hundir en la desesperación a quienes le pertenecen ni hace de nuestra infidelidad un motivo de rechazo total. El está exhortándonos permanentemente a regresar a sus brazos, a sentir sus caricias, a gozar de su provisión, a dejar el pecado y los afanes de este mundo.
Esa es la razón de su invitación a hacer un alto y a meditar sobre nuestros caminos. Por eso El pide que subamos al monte, que acopiemos materiales espirituales y que nos dediquemos a trabajar en su casa de oración. (Leer versículo 8) El propósito es que Dios ponga toda su voluntad en nosotros y manifieste su gloria en una dimensión que aun no conocemos.
Es la máxima aspiración que puede tener la Iglesia: Vivir en la voluntad del Señor, o sea, permitir que el Espíritu Santo guíe cada decisión que tomemos e interpretar fielmente lo que El nos revela a través de su Palabra. Eso significa disfrutar la obediencia a sus mandatos y la relación de amor que Dios desea tener con cada uno de sus hijos.
¿Y quién no desea que el Señor se manifieste en forma gloriosa en nuestra vida y en nuestras reuniones? Nadie quiere estar en una Iglesia donde las cosas se hagan por rutina u obligación. Todos quieren participar de una congregación donde el Espíritu del Señor se mueva con poder y majestad.
Si esto lo anhelamos de verdad, entonces tenemos que aceptar el llamado del Señor a darle la primera prioridad a su Iglesia y a la responsabilidad de compartir las buenas nuevas de salvación a quienes conocemos.
El pueblo amonestado por Dios a través de Hageo temió por la profecía recibida y ese temor fue bien recibido por el Señor. Siempre es así. Dios perdona y bendice a quien se arrepiente y teme ante su presencia. (Leer versículos 12 y 13)
¡Dios te dice: Yo estoy con vosotros! ¿Cree usted que esta es palabra de Dios que toca su corazón? ¿Teme lo que Dios es y lo que El puede hacer en su vida particular, tanto en lo espiritual como en lo material?
Si usted tiene ese temor santo, ese respeto por lo que Dios le manifiesta por medio de su palabra, tenga la seguridad: ¡Dios le perdona y le asegura que estará a su lado.
Lo que tenemos que hacer, entonces, es dedicar todo nuestro esfuerzo a servir a Dios con fidelidad y eso establece el propósito de recuperar el anhelo de estar más íntimamente relacionado con el Señor y de entregar más de nuestra vida física a su Obra.
(Leer el versículo 14) Pidamos a Dios que despierte nuestro espíritu de adoración y servicio, nuestro espíritu de amor por su obra, nuestro espíritu como testigos que hablen con fervor a otras personas de la necesidad de recibir a JC como único Señor y Salvador.
(Adaptación de predicación en Iglesia Bautista Nuevo Amanecer de Rancagua, Chile)


ACOSO SEXUAL (TV 61 Grabación 3 mayo 2003)

Un saludo muy cordial para usted y familia, y nuestra invitación a oír una breve reflexión bíblica sobre el acoso sexual, algo que se está produciendo en forma reiterada en diferentes lugares de la sociedad a la que pertenecemos.
La Biblia es el libro de los libros. En sus páginas hay situaciones que nos sorprenden por su actualidad, a pesar de los siglos de antigüedad que tiene, a pesar de las condiciones tan distintas de las civilizaciones del pasado en comparación a la que vivimos nosotros.
El acoso sexual se da preferentemente en empresas privadas, en los servicios estatales, en los hogares y en cualquier lugar donde alguien tiene autoridad sobre otra persona y la presiona bajo amenazas de orden físico o económico.
En el Antiguo Testamento, en su primer libro, Génesis, encontramos a un hebreo trabajando en el extranjero, en Egipto, muy lejos de su tierra de origen y desconectado de su familia. José era su nombre. Sus hermanos lo habían vendido como esclavo y llegó en precaria situación a esa nación extranjera. Tenía habilidades como administrador y tuvo a su cargo la responsabilidad de manejar los intereses y propiedades de su amo Potifar, un oficial de alta graduación en el ejército del faraón.
Los problemas de José, un varón joven y atractivo, comenzaron cuando la esposa de su patrón puso sus ojos en él y quiso seducirlo. Génesis 39:5-20
Esta historia bíblica ha sido llevada al cine y se han escrito novelas sobre el particular. Tiene mucho que ver con lo que los diarios y la TV informan de casos que han trascendido, pero la verdad es que son muchos más los casos que no se conocen, situaciones que quedan en el anonimato debido a las presiones indebidas que hacen los acosadores y al desprestigio que suele caer más sobre los que han hecho la denuncia que sobre los culpables.
José era un hombre íntegro, temeroso de Dios, que respetaba la palabra empeñada y que respondía con honestidad a los que confiaban en él. Un raro especímen humano, ¿verdad? Pocos hay que puedan mostrar testimonios como este, pero a Dios gracias, hay jóvenes cristianos que han podido seguir este ejemplo y que han salido airosos (as) de los ataques solapados que se han hecho en su contra.
Dios premió a José por su firmeza de carácter y le permitió llegar al lugar más alto de la administración de Egipto, en ese momento la nación más poderosa del mundo.
La sociedad en que vivimos está cada vez más lejos de alcanzar un estado apropiado de probidad y fortaleza para superar la corrupción.
Lo “normal” es escalar posiciones y conseguir mejores expectativas de vida sin preocuparse de los principios éticos básicos de la convivencia social. La sexualidad ha dejado de ser la culminación del amor de hombre y mujer para instrumentarla como una opción para ganar dinero extra, con una cercanía innegable a la prostitución. Y esto es cosa sabida no sólo en las oficinas estatales o de la empresa privada. También se maneja en las universidades y aun en otro tipo de colegios.
Por lo general, cuando un sacerdote católico o un pastor evangélico toca temas de esta índole se produce una sensación de incredulidad en mucha gente. Parece tan anticuado defender los principios morales del cristianismo en este tiempo. Da la impresión de desubicación de quienes estamos tratando de decirle a este mundo que Dios existe, que Dios está esperando que el hombre cambie su manera de vivir. ¿Por qué Dios tendría que preocuparse de la moralidad humana?
¡Porque Dios creó al hombre como un ser moral, como un ser espiritual superior al resto de su creación! Por eso estableció normas de vida para el hombre, por eso, en su condición de mayordomo de la creación ha dispuesto que el hombre tenga la responsabilidad de rendirle cuenta a su Creador.
El acoso sexual es una de las peores muestras de prepotencia y crueldad contra el prójimo. Es el abuso del dueño del poder que bajo el pretexto de beneficiar económicamente a su víctima da rienda suelta a sus instintos animales, pisoteando la dignidad y el respeto que merece la afectada o el afectado, según sea el caso.
Si usted está siendo acosada (o) en su lugar de trabajo o en su hogar tiene que hacer la denuncia. Trate de obtener pruebas o testigos de la situación y preséntese a la policía o a un superior jerárquico del acosador. José no tuvo temor de afrontar las acusaciones que se hicieron en su contra porque dependía de su fe en Dios. Usted también puede cobijarse bajo el alero de Dios para ganarle al enemigo esta batalla.
Comience por entregar su vida a JC y haga un pacto de amor con Él. Salga de la angustia y los temores con la ayuda del más poderoso amigo que existe. Le invito a orar en este momento y a abrir su corazón a Jesús.
¡Oremos!

viernes, 28 de diciembre de 2007


EL GOZO DEL ADORADOR
Se cuenta que un campesino iba por el camino polvoriento conduciendo su carreta cuando vio a un hombre que cargaba una gran bolsa muy pesada. Al verlo, el dueño de la carreta lo invitó a subir para aliviarle la carga. El hombre agradeció el favor y subió, pero siguió con la bolsa sobre sus hombros.
¡Hombre, descanse, deje su carga en la carreta! No, le respondió el hombre. Ya es suficiente que me lleve a mí.
Menciono esta ilustración porque muchas veces nosotros hacemos lo mismo con la invitación que nos hace el Señor. Jesús dice: “Venid a mí todos los que están trabajados y cargados que yo os haré descansar.” ¿Y qué hacemos? Nos subimos al carruaje de la salvación pero seguimos agobiados y preocupados porque no dejamos en realidad las cargas en las manos de Jesús. Eso ensombrece nuestra vida espiritual y se refleja en rostros tristes, sin luz y sin mostrar el gozo de los redimidos.
No queremos que sea así. Nuestro cántico debe expresar contentamiento. Renovemos nuestro espíritu acercándonos a Dios en adoración, elevando nuestra mente con las melodías que alaban al Señor, reconociendo su bondad, su grandeza y su fidelidad.
Salmo 100:1 “Cantad alegres a Dios….”
Salmo 98:1 “Cantad a Jehová cántico nuevo…”
El cántico es una forma de expresión que tiene el creyente, una manifestación de su estado de ánimo ante su Creador. El salmista invita a hacerlo con alegría que es producto de la confianza, gratitud y amor que sentimos hacia Él.
Tan solo un corazón agradecido que reconoce la misericordia y el amor de Dios puede mostrar gozo con su voz. El gozo debe coronar todas nuestras acciones para honrar a Dios, evidenciando nuestra buena comunión con Él.
Dice la Biblia que la alegría está en los rectos de corazón, los que cada día renuevan sus cánticos proclamando la gloria de Dios. Es sanidad para el alma hacerlo y también es sanidad física.
El apóstol Pablo dice a los filipenses (Filipenses 4:4) “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: Regocijaos.” Enfatiza que mantengamos la alegría de vivir para el Señor. Regocijo es sinónimo de alegre, contento, satisfecho, gozoso. Y es la voluntad de Dios que así sea. Jesús vino para que tuviéramos una vida abundante en esta tierra, con un estilo diferente a la gente del mundo. Dios nos bendice con su promesa de estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. El Señor está con nosotros ayudándonos con su dirección y compañía en toda circunstancia que vivamos. Estemos siempre tomados de su mano firme y amorosa.
Aunque tengamos que ser afligidos por diversas pruebas, aunque haya algún momento cercano a la desesperación, recordemos que el Señor dice que no nos dejará ni desamparará. Permitamos que el Señor moldee nuestro carácter, que pruebe nuestra fe, porque cuando hayamos resistido la prueba estaremos más aptos para vivir seguros, dependiendo de Dios en todo. Así podremos dar testimonio de su amor y decir como el profeta Habacuc 3:17-18; 19ª (Leer)
2ª Tesalonicenses 5:17 “Estad siempre gozosos.”
Alabemos a nuestro Dios animándonos unos a otros a obedecerlo y amarlo, comprometiéndonos a hacer su voluntad.
Elda de Peralta
Unión Femenil Bautista
Iglesia Bautista Nuevo Amanecer Rancagua Chile Fotografía: Niños Misión Evangélica
Mozambique Africa

viernes, 21 de diciembre de 2007

RENOVADOS DE DIA EN DIA


RENOVADOS DE DIA EN DIA
2ª.Corintios 4:15-5:1
El énfasis de diciembre siempre ha sido el nacimiento del Señor en Belén, pero luego de Navidad y seguros de conocer el verdadero significado de la venida de Cristo a esta tierra, tenemos que meditar sobre la actitud que tomaremos en 2008 respecto a nuestra vida espiritual y material.
Para eso es necesario ver qué ha sucedido con nosotros en el año que finaliza. El apóstol nos dice en el comienzo de este versículo que ha tenido que padecer por amor a los hermanos de Corinto. En esto hay mucho que decir porque más de una vez los que pastoreamos sufrimos al ver situaciones que se repiten y no mejoran a pesar de lo mucho que se pueda haber predicado y aconsejado sobre ellas. En muchas, por incomprensiones o rebeldía. En otras por ausentismos que no tienen explicación valedera, etc., pero el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones permite superar todo sentimiento de frustración.
Y esto no es algo que genere el siervo por sí mismo, porque es don de Dios. La sensibilidad espiritual es dada por el mismo Señor y su gracia que se derrama abundantemente en la Iglesia bendice a los hijos de Dios y glorifica su Santo Nombre.
Esto es formidable y es lo que permite que los pastores, maestros y líderes no decaigamos, que no desmayemos, como dice el texto. (v.16)
Y ahora vienen 2 frases de sentido diferente en el mismo versículo 16 y que son en realidad la esencia y el fondo de este mensaje: La primera deja sentado el desgaste lógico e irrenunciable de nuestro cuerpo físico y la segunda es una clarinada de esperanza sobre la renovación espiritual que se produce día a día en nuestro interior. ”… aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.”
Es inevitable envejecer y poco a poco nos acercamos al final, lo que puede parecer cruel y triste, especialmente en personas que no conocen a Jesucristo como Señor y Salvador. No hay nada para ellos después de la tumba, tan solo desaparecer en la oscuridad mas aterradora. La vejez sin esperanza de vida eterna tiene esa angustia. Los ancianos sin visión espiritual son los seres más infelices que se puede conocer en esta tierra. Ministrar a gente de esta condición tendría que ser uno de los más eficaces ministerios de la Iglesia. Es increíble la gran cantidad de gente de la tercera edad que vive sola y sin el cuidado deferente de alguien que se preocupe de ella. Muchos hijos abandonan a sus padres ancianos sin importarles lo que les pasa.
La Biblia habla que los días del hombre son 70 años y en los más robustos 80 años. (Salmos 90) En los días de hoy las expectativas de vida son mayores en atención a la medicina y la alimentación, pero eso también aumenta el número de personas con el problema de decrepitud y dependencia.
Sin embargo, lo bueno, lo excelente para nosotros está en el final de este versículo 16, la renovación de nuestro hombre interior, una renovación espiritual y maravillosamente física también. Usted puede ver la diferencia entre un anciano incrédulo y un anciano cristiano y también la forma extraordinaria de rejuvenecimiento que se produce en las personas que llegan a Cristo arrastrando alguna enfermedad y que para gloria de Dios son sanados.
La salud espiritual por lo general es también salud física. La paz que solo el Señor entrega al hombre permite que este pueda vivir con la seguridad de que la vida no se acaba al extinguirse el cuerpo carnal. La vida eterna comienza ahora, cuando Cristo pasa a ser el centro de nuestra vida, el Señor y el Salvador. Ya no se vive amargado y lleno de rencores porque las cosas viejas pasaron, todas han sido hechas nuevas. (2ª Corintios 5:17)
Sentir el amor de Dios es lo que más reconforta y es lo que a su vez genera en nosotros el amor por el prójimo. Es cierto que se ven algunos cristianos todavía infelices en su forma de mirar la vida, pero lo que allí pasa es en realidad falta de conocimiento de las promesas de Dios y sobre todo inseguridad respecto a ser efectivamente salvados.
Cuando el Espíritu Santo mora en el creyente no hay carácter amargo, no hay sentimientos de rechazo, no hay esa hipersensibilidad que hace sentirse ofendido por cosas infantiles, no hay una queja permanente cuando se conversa de cualquier tema, no hay palabras capciosas ni de doble sentido, no hay fáciles caídas cediendo a la tentación, etc.
El Espíritu Santo es poder que derrota totalmente a Satanás, que derriba las fortalezas que el enemigo ha levantado en nosotros antes de conocer al Señor, que vence la carnalidad, que da la victoria completa y entrega el gozo de sentir que somos más que vencedores en el nombre de Cristo.
Es el Espíritu Santo el que cuando tiene el primer lugar en nuestra vida nos permite renovación interior y en forma diaria. Es lo que podemos llamar la unción espiritual renovada y fresca cada mañana en ti y en mí. Es la certeza de estar cada día más cerca de Dios.
¿Qué vamos a hacer en 2008? Teniendo fresca aun la celebración de Navidad, hacemos propósito nuevo de fidelidad y consagración. Elevamos nuestro corazón hacia Dios para proclamar su poder, su amor actuando en nosotros y en la Iglesia, entregándonos totalmente a El para que nos renueve de día en día en el próximo año.
Sabemos que tendremos un año más de vida si El así lo permite, que nuestras fuerzas físicas posiblemente disminuyan en parte, pero confiamos totalmente en sus promesas de vivir esta renovación espiritual y material conforme a su abundante bendición.
Sentimos más y más, ahora mismo, un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. “Porque sabemos que si esta nuestra morada terrestre, este tabernáculo se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.” (2ª Corintios 5:1)

jueves, 20 de diciembre de 2007


DESAFÍO PARA CAMBIAR

Siempre he mencionado el cambio radical que se produjo en mi vida cuando abrí mi corazón para la entrada de JC como mi Señor y Salvador. No fue algo fácil. Tuve que vencer mis dudas, tuve que renunciar a ser el centro de las decisiones que afectaban mi vida y la de mi familia. Puse en la balanza la pérdida de amistades e incluso una relación algo distante con algunos familiares, situación que yo no quería pero que se dio en algún momento. Gracias a Dios eso mejoró y el tema del Señor no es tabú entre nosotros.
Fue una lucha que pude abandonar en su inicio, pero que gracias a mi esposa, mis hijas, el pastor Lindor Valenzuela y muchos hermanos en la fe conseguí vencer. Había tomado una decisión que significó un cambio total de mi manera de ser. Y nunca me he sentido defraudado o arrepentido de haberla tomado. Al contrario, gracias a Dios he sido bendecido grandemente y he podido conocerle en la intimidad de mi corazón. Lo que perdí de las amistades mundanas ha sido compensado y superado indiscutiblemente con mi integración a la familia de Dios. Soy miembro ahora del cuerpo espiritual y físico maravilloso que cubre el mundo y que tiene millones de componentes, la Iglesia de Jesucristo.
Ha sido un desafío grande que acepté y que debido a los riesgos propios de todo cambio hicieron madurar en mí una fe en el Señor a través de lo que me ha ido mostrando paulatinamente a medida que ha pasado el tiempo.
Sé muy bien lo que pasa en una persona que recién se acerca a los caminos del verdadero cristianismo. Veo en ellos lo que yo viví años atrás y entiendo sus temores, sus dudas que necesitan ser aclaradas para adquirir la confianza que se debe tener en Aquel que lo llama a entregarle su vida.
Todo esto significa asumir cambios imprescindibles para crecer en la fe, cambios que principalmente son luchas con nosotros mismos. Es algo que tenemos que resolver como creyentes individuales y como parte del cuerpo que es la Iglesia. Tiene que ver con la forma como me relaciono diariamente con el Señor, de qué manera participo en las reuniones de la congregación y como tomo responsabilidades de servicio en la Iglesia.
Es un tema contingente porque las iglesias de esta época están viviendo tiempos de cambio, tiempos en que la disensión afecta a algunos y lleva incluso a la polémica y la separación. Hay un desafío concreto al cambio. ¿Es para nosotros? Indudablemente que sí. Cambiar es parte de la vida que nos corresponde caminar mientras estemos en la tierra. Cada cambio es un jalón, un peldaño más para crecer, un desafío nuevo a dejar prejuicios que frenan el desarrollo, un quiebre a veces doloroso que provoca la renuncia a actitudes y cosas que la carnalidad niega al progreso espiritual.
Sin embargo, la experiencia nos enseña a no buscar el cambio por sí mismo. No estamos en la búsqueda de novedades como los griegos a quienes habló Pablo en Atenas. (Hechos 17:21) Es también este un tiempo de novedades que entran al sistema globalizado de la economía. Hay un abundante y variado ofrecimiento de novedades de todo tipo, de sistemas de autoridad eclesial, de incorporación a la alabanza de formas que han popularizado los personajes de la farándula artística, de autoritarismo y manipulación emocional, de exhibición exitista de quienes lucran con la credulidad de la gente, etc., etc.
El cambio válido para los cristianos está en el corazón, o sea, es interior más que exterior. Es obvio, me dirá usted. Pero, la obviedad no siempre se conjuga con la obediencia a lo que señala la palabra de Dios. Es obvio que Dios nos llama a entregarle el todo de nuestra vida. Lo entendemos, pero ¿lo hacemos? Creo que en la medida que seamos consecuentes con la aplicación del mensaje que conocemos y predicamos se puede producir ese cambio de prioridades que necesitamos con tanta urgencia. Es lo que el Señor requiere y reitera a cada momento. Es lo único que puede generar esa renovación espiritual que echará fuera de vidas y congregaciones esa actitud negligente y cómoda de vivir el Evangelio de Jesucristo.
¿Usted anhela que su Iglesia cambie? Bueno, el cambio comienza en usted, tal como empieza por mí en la Iglesia donde el Señor me ha puesto. Es el desafío de hoy y siempre. Es el llamado de amor que Dios hizo al infiel y rebelde Israel del Antiguo Pacto. Es el llamado igualmente amoroso que el Señor hace a su rebelde e infiel Iglesia de hoy. ¡Rompamos con la influencia nefasta del mundo! ¡Aprendamos a vivir para Cristo y en Cristo! ¡Plantemos hoy el hito que como Piedra de Socorro nos recordará que Dios nos ama y busca lo mejor para nosotros! (1 Samuel 7:12)

martes, 9 de octubre de 2007

¿Ahora sí...?

No es el primer blog que comienzo y espero que este sea el que me permita volcar esas vivencias que podrían ayudar a alguien en su caminar por esta tierra.
Mi intención es escribir sobre el acontecer que nos afecta a creyentes y no creyentes y colocar en el archivo una buena parte de lo que he escrito y he expuesto en medios de comunicación de Chile y Argentina. No son grandes aportes literarios y no es mi intención posar de ser un eximio narrador porque no lo soy. Mi estilo es mas bien periodístico porque es conciso y de muy modesta elaboración, mas bien artesanal que artístico. Pero, en una época como esta en que se publican tantas cosas irrelevantes y escritas con tan poco esmero, pienso que hasta podría ser un aporte positivo para más de alguna persona que incursione por el ciber espacio.
Sé que no todos aprecian la opinión de una persona que cree en Dios y en su Hijo Jesucristo y que más aún está dedicado a pastorear una congregación cristiana evangélica, pero quienes sí entienden el punto de vista que defendemos y predicamos lo podrán recibir con una comprensión propia de personas que otorgan a lo espiritual la prioridad que indica la Biblia.
Mi compromiso está expuesto y espero que por medio de estas páginas se puedan establecer espacios de intercomunicación con personas que también anhelan compartir lo que Dios está haciendo en sus vidas.